La soledad ya es todo un problema de salud pública global, según afirma la Organización Mundial de la Salud en un informe publicado en 2021. A pesar de los avances de nuestra sociedad, la soledad y, en concreto, la «soledad no deseada» son dos problemáticas muy complejas de medir. Según la propia OMS, entre el 20% y el 34% de las personas mayores en China, Europa, América Latina y los Estados Unidos se sienten solos.
Con el paso de los años, el estigma detrás de la salud mental y, en nuestro tema de hoy, la soledad no deseada, comienza a ser una preocupación cada vez mayor en la sociedad y entre los profesionales de la salud. Antes de valorar su impacto en la vida de las personas, tenemos que hacernos antes una pregunta. ¿Qué es la soledad? Los expertos parecen coincidir a la hora de dar una definición: «un sentimiento autopercibido de insatisfacción con la frecuencia de los contactos sociales, y el aislamiento social». Este sentimiento, a su vez, produce una serie de efectos en la salud de las personas mayores. Según la OMS: «Acortan la vida de las personas mayores y dañan su salud física y mental y su calidad de vida».
Aunque la soledad pueda parecer un problema exclusivo de la salud mental, lo cierto es que también afecta al bienestar general de cualquier persona. Un estudio científico publicado en 2015 estimaba que la soledad, el aislamiento social y la vida en solitario elevaban el riesgo de muerte en un 26%, un 29% y un 30%, respectivamente. En la gente mayor, este aislamiento, además, se agrava cuando se sufre una caída, la jubilación o al enviudar. Estas causas acaban derivando en que la persona acabe encerrada en casa. Este aislamiento, como si se tratara de una pescadilla que se muerde la cola, produce a su vez un agravamiento de la salud de la persona mayor y una disminución de sus capacidades para realizar actividades comunes.
Como apunta en el periódico El País Esther Roquero, presidenta de la Sociedad Catalana de Geriatría de la Academia de Ciencias Médicas de Cataluña, la soledad es uno de los mayores peligros de nuestros mayores «La soledad mata como las enfermedades. Y produce más dolencias, como si fuera una cascada. Para mí, es un síndrome geriátrico, como la fragilidad: tiene una alta prevalencia en las personas mayores y un impacto en la salud».
¿Cómo podemos combatir la soledad no deseada?
La soledad no deseada es un problema ya instaurado en nuestra sociedad. La pandemia hizo darse cuenta a mucha familias de la importancia de estar juntos y, a su vez, la tecnología permitió reducir la distancia entre aquellos que no podían relacionarse de forma presencial. Sin embargo, también distanció a muchas personas mayores por la necesidad de protegerlas ante la COVID.
Las residencias de mayores tuvieron que cerrar sus puertas a las visitas y los centros de día también sufrieron importantes restricciones. Aunque poco a poco la normalidad ha ido regresando a estos centros y a las familias, también es importante la renovación de esfuerzos por parte de las Administraciones para integrar a las personas mayores en el día a día de la sociedad.
La solución wearable
La asistencia en el hogar, la renovación de centros de día y la creación de nuevas actividades en la España vaciada suponen un primer paso en esta dirección. A su vez, la teleasistencia en España comienza a abrazar los avances en tecnología para acercar a las personas con sus familias y cuidadores. Dispositivos wearable como nuestro Smartwatch ID Vita permiten tomar estos pasos hacia una nueva teleasistencia mejor conectada y cercana. Esto es posible gracias a la posibilidad de realizar llamadas con el dispositivo, la opción de enviar notificaciones al usuario y comunicarse con él de forma constante.
Además, estos dispositivos cuentan con interfaces totalmente adaptadas a estos usuarios, por lo que su uso resulta mucho más intuitivo con respecto a otro tipo de productos comerciales. El siguiente gran reto es traer los avances de dispositivos actuales como los smartphones a las personas mayores, adaptándolos con interfaces personalizadas y creando ecosistemas pensados en sus necesidades con funcionalidades únicas.
Gracias a la tecnología, es posible acercar a las personas. El reto actual reside en adaptar todas estas innovaciones a las personas mayores, cuyas necesidades y su fragilidad requieren de un diseño pensado totalmente en ellos. Un desafío asistencial por parte de las empresas del sector de la teleasistencia y las administraciones encargadas de hacer llegar estos servicios a los ciudadanos.